Octavio Bustos –a quienes muchos en PepsiCo México conocen como Tavito– ha sido parte de Gamesa durante 50 años. Entró a los 27 años de edad, como ayudante general y pasó por todos los puestos de producción, hasta que en 1992 fue distinguido como Maestro Galletero, es decir, responsable de mantener la calidad y consistencia en todos los procesos. Esta posición es clave para una compañía como PepsiCo, en la que valoramos enormemente el conocimiento y la experiencia que dan los años de trabajo.
Aunque tiene su base en Planta Vallejo, Octavio le da servicio a todo el país para la solución de problemas, el desarrollo de productos y de talento. Ha recibido distintos reconocimientos, entre ellos el Circle of Champions Award, la distinción más importante que otorga PepsiCo a los colaboradores de operaciones a nivel mundial. Octavio vive con su esposa Alma Rosa, con quien tiene cinco hijos y cuatro nietos. Disfruta mucho estar en familia, salir a comer y a pasear, y su música favorita es la banda, que, según nos aclara, “es la más perrona”.
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Mucho más que hacer galletas
La responsabilidad de un Maestro Galletero es desarrollar productos, conocer los equipos, las materias primas y las recetas, pero lo más importante es enseñar a los demás, dar soporte. “A lo largo del día pueden surgir complicaciones por las reacciones de las materias primas y hay que dar soluciones”, explica.
“Aunque cada galleta tiene una receta definida, todo el tiempo se tienen que hacer adecuaciones por los cambios de clima y de acuerdo con cada planta. No es lo mismo fabricar una galleta en Vallejo, que está a 2,200 metros de altitud, que en Mérida, que está a nivel del mar”, explica Octavio.
A lo largo de su carrera, Octavio Bustos ha enseñado a operativos, gerentes, directores y vicepresidentes. Y lo que más le gusta de su trabajo es saber que tiene la confianza, el aprecio y el apoyo de todo el personal. ¿Su galleta favorita? Todas las galletas las siente como suyas porque él las ha desarrollado, pero si tuviera que escoger serían las Marias Gamesa® tradicionales. “Las como siempre en el desayuno y en la merienda”, nos revela.
Gamesa: una marca que nos enseña a transformarnos
Octavio nos cuenta que en Gamesa todo es importante y urgente, por eso, se debe ser versátil y proactivo. Es una escuela exigente que nos enseña a transformarnos. Gamesa cuenta con el mayor número de personal autónomo de la industria; es decir, cada operador es dueño de lo que tiene que hacer y no necesita un supervisor. “El amasador pide su materia prima, sabe cuándo va a arrancar y en qué tiempo va a parar; lo mismo pasa con el maquinista, con el hornero y con los paqueteros. “Todos saben, incluso, reparar sus propias máquinas y solicitar una pieza si hace falta”, detalla Octavio.
Los retos a lo largo de medio siglo
A lo largo de estos años, Octavio ha vivido la sofisticación de equipos y procesos y eso lo ha obligado a actualizarse constantemente. “En Vallejo se han introducido, antes que en otras plantas, maquinarias y hornos que son un reto poder dominar, pero siempre logramos salir adelante”, señala.
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El consumidor: el verdadero jefe de Gamesa
Octavio destaca que todos los que participan en la elaboración de las galletas Gamesa están muy comprometidos y enfocados en satisfacer a su único y verdadero jefe, que es el consumidor. “Para apreciar algo tienes que pensar como dueño y yo me siento dueño de Gamesa, Planta Vallejo. Aquí me han permitido enseñar a las nuevas generaciones y esa es mi mayor satisfacción y orgullo. Al enseñar dejas una huella en una persona que no se puede borrar. Trabajar en Gamesa es una fuente de autoestima porque se basa en el conocimiento: quien sabe más, mayor autoestima tiene”.