Por tres generaciones, la familia Gallegos, en Ciudad Obregón, Sonora, ha cultivado papas para la marca Sabritas. Luis Gallegos es hoy el encargado del rancho Camponuevo y es quien tiene el relevo en esta importante tarea agrícola: cultivar más de 100 hectáreas año tras año, en un ciclo que requiere atenciones y cuidados para obtener cosechas exitosas.
Pero, ¿qué se necesita para ser agricultor en pleno 2020? Luis dice que lo mismo que desde el principio de los tiempos: que te guste llenarte las manos de tierra, no hay más.
Tienes una enorme responsabilidad: continuar con el negocio que inició tu abuelo. ¿cómo tomaste esta decisión?
No había mucho que pensar. Las papas están en mi familia desde hace tres generaciones. Al principio, hice mi propio negocio, que es la cría de cerdos. Estuve en el negocio de 2005 a 2008, cuando me cambié al campo. Ya llevo 12 años vendiéndole papas a Sabritas.
Dicen que la papa es muy caprichosa. ¿es cierto?
Tiene lo suyo. Todos los seres vivos tienen lo suyo. Imagínate, la gente que trabaja conmigo les tira besos a las papas, les piden todo por favor. Los seres vivos requieren mucho cuidado, estar verificando que tenga la humedad necesaria, cuidarlas de enfermedades. Afortunadamente, tenemos una fórmula que, con los años, hemos ido creando para tener muy buenos resultados.
¿Cómo es esa fórmula?
Mucho tiene que ver con el riego. Hemos usado muchas técnicas, pero ahorita mismo tenemos tres tipos de riego: por aspersión (con torres gigantes que te sueltan agua), por micro aspersión (la misma técnica pero que pulveriza más el agua para un riego más fino) y el riego por goteo, que estamos echando a andar este año por recomendación de Sabritas. Aquí, se usa una cinta que va a ras de suelo para dejar caer gotas directamente en la tierra y mantenerla húmeda.
¿Cómo es trabajar con esta visión más sostenible de sabritas®?
Sabritas tiene una visión más sostenible para 2025. El año pasado, el equipo de Agro de la marca se acercó a nosotros parta invitarnos para ser parte de una demo farm, que es una demostración en tu campo sobre cómo funcionan diferentes prácticas sostenibles. El riego por goteo es una de ellas, pero también incluye drones, sensores de humedad, software inteligente, etcétera. Ya concluimos el programa y nos fue muy bien.
¿Qué aprendieron en camponuevo con esta demo farm?
Desde antes, ya teníamos sensores de humedad y también teníamos tres años usando drones para monitoreo del cultivo, pero lo que la demo farm nos enseñó es la parte de softwares que te ayudan a interpretar esos monitoreos y esos sensores. Es una tecnología muy eficiente que nos ahorra tiempo que antes usábamos caminando los cultivos, así como a prevenirnos enfermedades en los cultivos.
Doce años sembrando la tierra deben haberte dejado muchas experiencias. ¿qué es lo más difícil que te ha tocado vivir en el campo?
Sembrar papas es complicado. No son tornillos, no estás produciendo la pieza de un teléfono. Estás a la intemperie. No me han tocado huracanes, pero sí me han tocado es heladas. La más gacha fue en 2011, fueron tres días de helada y todo se quemó. Ya no había nada que hacer, más que sacar las papas. Y sacamos algunas, lo suficiente para alcanzar el punto de equilibrio, pero nada más.
Suena a que necesitas mucha tolerancia a la frustración…
Necesitas estómago: es una profesión de riesgo porque hay muchos factores fuera de tu control. Te tiene que gustar, es andar bajo el sol, al aire libre. Si de entrada no te gusta el proceso —la alquimia, como le digo yo—, pues no la vas a hacer. El campo no se maneja desde una oficina.
Por último, ¿qué te apasiona de cultivar papas?
Decía Norman Borlaug, que fue un premio Nobel de la paz que desarrolló sus prácticas aquí en el valle del Yaqui, que para que las plantas produjeran bien había que entender el lenguaje de las manos y el sudor. Te tienes que ensuciar las manos para poder hacer esto, no hay más.